Las úlceras del pie diabético (UPD) son complicaciones frecuentes de la diabetes y representan una mortalidad, morbilidad y un gasto sanitario muy significativos. Según estudios europeos, entre el 19 y el 34 % de los pacientes con diabetes tienen una úlcera a lo largo de su vida. Con el enorme aumento de esta enfermedad en nuestros tiempos, esto se convierte en un asunto importante para abordar en la farmacia comunitaria.
Empecemos por su definición. UPD: herida que penetra la piel en cualquier región por debajo del tobillo, en personas con diabetes. Aquellos diabéticos que han mantenido en el tiempo un mal control metabólico.
¿Cuáles son los pacientes diabéticos con mayor riesgo de padecer pie diabético?
- Las personas en cuya exploración física los pulsos de las extremidades estén ausentes y los que tengan diagnóstico clínico de isquemia o un índice tobillo brazo menor de 0.9. Esta es una prueba que mide el estado de las arterias periféricas.
- Los diagnosticados de neuropatía. Hay que tener atención, porque es fácil padecerla y que no se haya producido un diagnóstico claro.
- Pacientes con antecedentes de úlceras o con enfermedad renal crónica avanzada.
El riesgo también aumenta, de forma más moderada, en personas con hábito de tabaquismo, cuando tienen retinopatía o nefropatía. Y algo muy importante de identificar en la farmacia, en pacientes con limitaciones en el autocuidado y prácticas de riesgo.
¿Qué se considera una práctica de riesgo en estas personas? Podríamos resumir el concepto en “descuidar sus pies”. Aquello que para personas sanas no es un problema porque el cuerpo lo autorregula, para estos pacientes con alteraciones metabólicas mantenidas, sí lo es. Descuidar la hidratación de la piel, acudir a personas no cualificadas para tratamientos podológicos, cortar las uñas de manera excesiva o sin cuidar la técnica, no proteger el pie al caminar o exponerlo a fuentes de calor en invierno, se convierten en verdaderas prácticas arriesgadas.
Siempre que queramos poder explicar algo para que el paciente lo entienda, es buena idea profundizar un poco en su fisiología. La fisiopatología de la diabetes es compleja y no es lo que nos ocupa, pero debemos tener claro que el tema de la alimentación y el cuidado de la desnutrición (con normo o sobrepeso) es importante en cualquier estadio de esta enfermedad. Al inicio, es fundamental para prevenir realmente el avance y las complicaciones, como esta tan grave que nos ocupa. Cuando ya estamos atendiendo al paciente con úlceras también tiene gran importancia cuidar la correcta nutrición e hidratación del paciente. Debe ser rica en macronutrientes de calidad y en micronutrientes y electrolitos para favorecer la curación de la herida.
Hagamos un repaso ahora a la fisiopatología propia del pie diabético.
Teniendo en cuenta esta tríada de neuropatía, traumatismo con infección secundaria y enfermedad oclusiva arterial, se explican la mayoría de las úlceras del pie diabético.
Podemos resumir que el exceso de azúcar en sangre mantenido deteriora los tejidos y la función de los mismos. La neuropatía periférica es un ejemplo de deterioro progresivo de las fibras nerviosas. Secundariamente, en algunos casos, produce atrofia muscular intrínseca, que conduce a cambios anatómicos funcionales en el pie. El resultado a largo plazo sería la formación de dedos en martillo y el desarrollo de zonas de alta presión. Esto predispone a que el mismo calzado pueda producir daño.
El proceso destructivo del traumatismo, sea externo por un golpe, por corte con el cortaúñas, o por la fricción del propio zapato, puede luego sobre infectarse. Cuando el sistema inmune del paciente, también deteriorado por la diabetes, no puede hacer frente a la infección, esta puede penetrar en la fascia profunda, extendiéndose y obligando, a veces, al fatal desenlace de tener que amputar un miembro.
Volviendo a los factores fisiopatológicos causales, nombraremos también la disfunción del sistema autónomo, con alteración de la termorregulación microvascular y anhidrosis. La piel se vuelve seca y propensa a agrietarse, lo que disminuye su eficacia como barrera. Pierde salud y se vuelve susceptible.
Como decíamos, los cambios asociados en el metabolismo de la glucosa producen daño endotelial, hiperlipidemia, alteración de la actividad de las plaquetas, y con el tiempo, el desarrollo de aterosclerosis. Lo que llamamos disfunción endotelial.
La distribución de la enfermedad aterosclerótica de las extremidades inferiores en los diabéticos difiere de la de los no diabéticos y afecta preferentemente a las arterias tibiales anterior y posterior. Pueden resultar en una perfusión del pie por debajo de un nivel adecuado para mantener la integridad de la piel. Es lo que llamamos arteriopatía periférica.
Consiguiendo una comprensión de la patología nos será más fácil hacer un abordaje beneficioso en la farmacia. Tiene mucho valor informar sobre esto y enseñar autocuidado al paciente, o a sus familiares en el caso frecuente de que sea una persona dependiente de cuidados. Es un gusto poder proporcionar bienestar a esta población vulnerable.
BIBLIOGRAFIA
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