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Síndrome del ojo seco

Es una enfermedad del ojo muy frecuente.

Millones de personas en el mundo la padecen, aunque es más común en mujeres que en hombres, especialmente en menopausia y postmenopausia.

Entre sus diferentes causas podemos encontrar: la inestabilidad e hiperosmolaridad (aumento anormal de la concentración osmolar) de la película lagrimal y la inflamación de la superficie del ojo.

Los factores de riesgo para la enfermedad son numerosos.

La poca lubricación del ojo es la causa de muchos síntomas y puede alterar la calidad de vida de quien padece este síndrome.

Las causas del síndrome del ojo seco

Estudios recientes han demostrado que la causa del ojo seco está compuesta por un círculo vicioso que incluye: una homeostasis alterada de la película lagrimal (es decir, del equilibrio de la composición, concentración y cantidad de la película); alteraciones de la superficie ocular e inflamación.

Algunas personas presentan una reducción de la producción de la película lagrimal, otras una evaporación aumentada de las lágrimas y un desequilibrio en su composición.

Los síntomas del síndrome del ojo seco

Los síntomas más comunes del síndrome del ojo seco son:

sensación de cuerpo extraño en el ojo;
ardor
dolor;
escozor;
necesidad de frotarse los ojos;
ojos rojos;
sensación de «picazón» en el ojo;
necesidad de tener los ojos cerrados;
alteraciones de la vista (visión fluctuante);
dificultad para parpadear.

Las consecuencias del síndrome del ojo seco

Esta enfermedad afecta la calidad de vida de las personas que la padecen, ya que causa problemas de la visión y tiene un impacto negativo de tipo psicológico y físico importante (dolor, ardor, malestar).

Puede causar costes sociales importantes, ya que influye también en la productividad del trabajo.

Prevención de los síntomas del síndrome del ojo seco

Para limitar el malestar causado por la enfermedad, los oculistas recomiendan a quienes padecen de ojo seco, y viven en ciudades con el aire muy contaminado, utilizar filtros potentes para eliminar los contaminantes del aire de casa y humidificadores para el ambiente, si el aire es muy seco.

Quien vive o se encuentra a menudo en una zona con mucho viento, debería llevar gafas de sol para reducir la posibilidad de que el viento incida directamente en los ojos y los seque.

No se debe fumar o estar cerca de personas que fumen.

Cuando se trabaja delante del ordenador se tiende a mantener la mirada fija, por tanto, es necesario hacer pequeñas pausas para poder parpadear con mayor frecuencia; de esta manera se ayuda a los ojos a recuperar un poco la humedad que han perdido.

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Los factores que predisponen al desarrollo del síndrome del ojo seco

Los riesgos del síndrome del ojo seco más comunes y científicamente reconocidos son:

la edad (más frecuente en los ancianos);
el sexo (las mujeres son más propensas);
enfermedades como la artritis reumatoide, el síndrome de Sjögren y el lupus eritematoso sistémico;
el uso prolongado de lentes de contacto;
mirar la pantalla del ordenador durante mucho tiempo;
contaminación atmosférica y del entorno en el que se vive;
la blefaritis (inflamación de la parte interior del borde palpebral, en el lugar donde se encuentran las pestañas);
el ectropión (el margen palpebral se gira hacia el exterior);
Algunos medicamentos.

Las causas que reducen la producción de la película lagrimal

Las causas más comunes de reducción de la producción de la película lagrimal:

envejecimiento;
contaminación atmosférica;
determinadas condiciones de salud, como diabetes, artritis reumatoide, lupus, esclerodermia, síndrome de Sjögren, trastornos de la tiroides y carencia de vitamina A;
algunos medicamentos;
cirugía láser del ojo (por lo general, los síntomas de sequedad ocular después de este procedimiento son temporales);
daños en las glándulas lagrimales por inflamación o radiaciones.

Las causas que aumentan la evaporación de la película lagrimal

Son varias las causas que aumentan la evaporación de la película lagrimal, y las más comunes son:

viento, humo o aire seco;
aire acondicionado;
parpadear con menor frecuencia, lo cual puede suceder cuando estamos muy concentrados, por ejemplo, mientras leemos, conducimos o estamos delante del ordenador u otros dispositivos electrónicos (como móviles y tabletas);
problemas en los párpados, como el ectropión (el margen palpebral se gira hacia el exterior) y el entropión (el borde palpebral está invertido hacia el interior).