Los factores de riesgo que favorecen la «cronicidad» de la fibrilación auricular (FA) son la edad avanzada, la concomitancia con una hipertensión arterial y la presencia de enfermedades cardíacas.
La FA paroxística que dura más de 48 horas, aquella persistente, y aquella permanente, pueden provocar la formación de trombos en las aurículas y de émbolos.
Por este motivo, a los pacientes que presentan FA paroxística, persistente y permanente, se les prescribe una terapia anticoagulante.