Conoce las necesidades de salud más habituales en esta época del año y activa hábitos saludables

Las personas organizamos nuestra vida en torno a una serie de hábitos que vamos repitiendo de forma constante.

Por ejemplo, la hora en la que nos despertamos, el horario laboral o escolar, la hora a la que practicamos deporte, las actividades extraescolares de los más pequeños… Sin embargo, durante las vacaciones rompemos con casi todas las rutinas. Por ello, cuando toca “volver a la realidad”, nos cuesta adaptarnos a todos los quehaceres y obligaciones con motivación y energía. A continuación, encontrarás información relativa a cómo hacer que esta época del año resulte un poco más sencilla.

A continuación podrás encontrar información relativa a cómo hacer que tu vuelta a la rutina sea más sencilla.

¿Cómo afrontar la vuelta a la rutina?

Vuelta a la rutina
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Cómo ayudar a nuestras defensas

El sistema inmunitario es la mejor defensa que tiene nuestro cuerpo.

Con la vuelta a las actividades diarias, en espacios cerrados como oficinas y aulas escolares, donde se reúne mucha gente, podemos experimentar una reducción del sistema inmunitario que conduce a un mayor riesgo de infección por virus y bacterias. Este debilitamiento puede ser causado por: cambios bruscos de temperatura, estrés psicofísico, mala alimentación y fatiga excesiva. Por lo que es importante apoyar las defensas del organismo con sustancias naturales como la Equinácea, Astrágalo, gel de hojas de Aloe vera y Acerola.

Para contribuir al buen funcionamiento del sistema inmunitario puede resultar útil también el Saúco en asociación a la vitamina C contenida de forman natural en la Acerola.

Consejos para fortalecer nuestras defensas

  • Seguir una dieta equilibrada. Una alimentación adecuada, variada y de calidad ayuda a mantener el sistema inmunitario en buen funcionamiento. Las frutas y verduras contienen un alto contenido de vitaminas, sales minerales, fibra alimentaria y fitoquímicos, que son fundamentales para la salud porque protegen los diferentes sistemas y aparatos del organismo gracias a su acción antioxidante sobre los radicales, por lo que ayudan a fortalecer el sistema inmunitario.
  • Realizar ejercicio físico de intensidad moderada de manera regular. El ejercicio moderado mejora el funcionamiento del sistema inmunitario, pero por otra parte, realizado con demasiada intensidad puede afectar negativamente por el gran estrés al que se somete el cuerpo. Una actividad física regular y moderada puede reducir la inflamación y ayudar a las células inmunitarias a regenerarse regularmente. Ejemplos de ejercicio moderado son: caminar, ir en bicicleta, realizar actividades del hogar (limpiar cristales, pintar paredes, lavar el coche, hacer la compra), bailar, la gimnasia aeróbica o acuática, etc.
  • Mantener un buen control del peso. El exceso de peso puede afectar al funcionamiento del cuerpo y favorecer el deterioro de las funciones inmunológicas.
  • Controlar los niveles de estrés. El estrés prolongado promueve la inflamación, así como los desequilibrios en la función celular inmune, abriendo las puertas a posibles infecciones. Dedicar tiempo a hacer actividades relajantes como leer o estar en contacto con personas que puedan proporcionarte apoyo emocional, como la familia o los amigos puede ayudarte a controlar el estrés.

Cómo prevenir las infecciones respiratorias recurrentes en los niños

El sistema inmunitario de los niños no está completamente desarrollado al nacer, por lo que son más susceptibles a enfermar más frecuentemente que los adolescentes y los adultos, especialmente los niños más pequeños.  La vuelta al colegio no solo implica cierta vulnerabilidad emocional para los niños debido a todo lo nuevo y desconocido, sino que también puede afectar a sus defensas, debido a una mayor exposición de virus y bacterias.

Si tienes un hijo menor de 5-6 años que enferme a menudo, es probable que no tenga una enfermedad del sistema inmunitario y que se trate de un problema “fisiológico”. De todas formas, el Pediatra será el que defina el diagnóstico de infecciones respiratorias recurrentes.

Si el niño va a una escuela infantil, podría ser suficiente evitar que vaya para solucionar el problema, al menos, temporalmente.

Si no se pudiera tener en casa al niño, o si es un hermano mayor el que lleva virus y bacterias a casa, se puede intentar intervenir en el sistema inmunitario haciendo que sea más eficiente defendiendo a los niños de los agentes patógenos.

En caso del niño mayor y del adulto – que no sufran déficit inmunitarios – convendrá eliminar o reducir el impacto de las condiciones favorecedoras de las que se ha hablado anteriormente y ayudar al sistema inmunitario de forma no agresiva. También ayuda mucho no hacer vida sedentaria y realizar ejercicio físico regular, en el niño es útil jugar al aire libre en todas las estaciones.

Algunas recomendaciones que pueden resultar útiles serían:

  • Evitar los cambios bruscos de temperatura.
  • Evitar ir a sitios concurridos donde haya mucha gente para evitar contagios.
  • Procurar mantener a los niños alejados del humo del tabaco.
  • Consumir alimentos naturales ricos en vitaminas A y C para mantener en buen estado el sistema inmunitario.
  • Lavar frecuentemente las manos con agua y jabón.
  • Ventilar los sitios cerrados para renovar el aire.
  • Consumir abundantes líquidos para mantener una buena hidratación de todo el organismo.
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Cómo favorecer el sueño y descanso

Situaciones estresantes relacionadas con la vuelta a las actividades diarias (preocupaciones personales, familiares, laborales o escolares) pueden afectar a la calidad del sueño y a las actividades diarias como: dificultad para concentrarse, cansancio e irritabilidad. La Valeriana y la Grifonia favorecen un sueño natural y de buena calidad, contribuyendo a la relajación y bienestar mental, incluso en caso de estrés o estado de ánimo alterado.

Consejos para un sueño de calidad:

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  • Prestar atención a los alimentos que se consuman por la noche. Los alimentos que comas puedan alterar el sueño debido a su composición, cantidad y a la forma en la que se ingieran. Los alimentos que participan en la síntesis de hormonas y neurotransmisores como la dopamina, la adrenalina y la noradrenalina dificultan el sueño, mientras que los que ayudan a regular la melatonina y la serotonina, como el triptófano, lo favorecen.
  • Mantener unos buenos hábitos alimentarios. Los hábitos alimentarios pueden alterar el ciclo sueño-vigilia e influir en la cantidad y calidad del sueño. Es por ello, que es importante que mantengas un horario regular en las comidas, que evites las comidas abundantes por la noche, etc.
  • Disponer de un entorno adecuado para dormir: buena ventilación, temperatura, colchón, etc.
  • Relajarse lo máximo posible antes de acostarse. Acuéstate solo cuando tengas mucho sueño. Si no logras dormirte evita mirar constantemente el reloj y dar vueltas en la cama; es mejor levantarse y realizar actividades relajantes.
  • No recurras a la automedicación. Tomar medicamentos por tu cuenta puede agravar el problema. Lo que puede ir bien a una persona, puede no ser adecuado para otra.

Si el problema persiste, será necesario consultar con el farmacéutico para entender si se trata de una afección transitoria, y en cualquier caso no grave, que pueda beneficiarse de la acción positiva que un producto a base de sustancias naturales que ejerza sobre la ansiedad y el sueño, o si se trata de una afección que deba someterse a la atención del médico.

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Cómo contrarrestar el cansancio y la fatiga

Con el regreso a las actividades diarias, aumentan los compromisos para adultos y niños que pueden sentirse más cansados y agotados.

Esta condición puede ocurrir como resultado de una fatiga general del cuerpo, debido a períodos particularmente estresantes (exámenes), exigentes (deportes), desequilibrios en el sistema inmunitario (convalecencias) o falta de descanso adecuado (incluso por la noche).

Los niños y los jóvenes pueden ser más propensos a este tipo de situaciones durante la fase de crecimiento y desarrollo y durante los cambios estacionales.

En todos estos casos, es importante recuperar un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada, realizando actividad física regular, promoviendo el descanso nocturno y tomando sustancias naturales como la Jalea real.

Además, con la reanudación de las actividades diarias tras las vacaciones de verano, las exigencias cotidianas junto con el estudio, el esfuerzo mental, la actividad laboral, el ejercicio físico pueden derivar en fatiga física, psíquica, y/o estrés con sobreesfuerzo de nuestro organismo.

Este problema puede repercutir en la calidad de nuestra vida, de tal forma que podemos llegar a tener dificultades para llevar a cabo las actividades diarias normales o las relaciones sociales (salir, hacer deporte, ir de compras…) hasta afectar a la salud.

Responder de forma rápida y eficaz, tanto cuando el día a día nos lleva a estar en déficit de energía (estudio y esfuerzo mental, actividad laboral, entrenamiento y ejercicio físico), como cuando hay momentos en los que podemos necesitar una carga extra para ser productivos y rendir (antes de un examen, antes de un compromiso de trabajo, antes de una carrera), las sustancias naturales como el Ginseng y la Damiana pueden ser útiles.

¿Cómo combatir al cansancio?

  • Mantener una dieta equilibrada. Para evitar sentirnos cansados es importante seguir una dieta variada, saludable y bien equilibrada con carbohidratos, proteínas y grasas de buena calidad; limitar la ingesta de grasas saturadas y aumentar el aporte de verduras, frutas y hortalizas frescas y de temporada, así como evitar las formas de cocinado que añadan calorías innecesarias.
  • Moderar el consumo de alcohol y tabaco. Tampoco se recomienda el consumo abusivo de bebidas energizantes, ya que pueden producir cansancio a largo plazo.
  • Garantizar un consumo abundante de agua. Si la hidratación es insuficiente, es cuando aparecen síntomas como el cansancio. Bebe entre 2 – 2,5 litros de agua a lo largo del día para mantener tu cuerpo hidratado.
  • Mantener una buena higiene del sueño. No respetar los horarios de sueño, dormir poco o tener un sueño de mala calidad son algunas de las causas que nos hacen sentirnos cansados. Dormir desempeña un papel esencial en la recuperación de la fatiga y el desgaste diario y es esencial para nuestro bienestar y poder afrontar adecuadamente las tareas diarias.
  • Realizar ejercicio físico de manera regular. Se recomienda realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada todos los días. Puedes combinar la actividad aeróbica moderada (caminar a paso ligero, ir en bicicleta, nadar) con actividades de fuerza, de flexibilidad y/o de coordinación. Estar activo por períodos cortos a lo largo del día puede ser beneficioso para la salud. También puedes probar a realizar desde casa ejercicios específicos para tu bienestar.

Una actividad física realizada diariamente produce efectos positivos en la salud física y mental de cada uno de nosotros.

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La felicidad es salud

La felicidad afecta directamente a la salud y, el estrés que puede aparecer debido a la vuelta de las actividades diarias puede representar un factor de riesgo.

Nuestro cuerpo reacciona al estrés activando una serie de reacciones, como liberación de hormonas, la activación del sistema inmunitario, el aumento de la actividad cardíaca, de los pulmones, y el cerebro se vuelve más receptivo y reduce la percepción del dolor. Esta reacción es saludable si termina rápidamente pero, en cambio, es dañina si perdura en el tiempo, porque puede aumentar el riesgo de depresión, insomnio, problemas cardiovasculares, trastornos digestivos y sexuales.

En resumen, la infelicidad es una gran fuente de estrés, y el estrés crónico afecta a nuestra salud.

¿Cómo afrontar la vuelta a la rutina?

  • Planea un periodo de adaptación, sigue disfrutando de actividades y planes de ocio y retoma hábitos saludables. Realiza experiencias que te permitan perder concentración sobre ti mismo e impliquen un sentimiento de unión con los demás y/o con las actividades que realices.
  • Sigue cultivando las relaciones sociales, con las personas que has conocido en las vacaciones, y también con el entorno de siempre. Nuestra salud depende también mucho de la calidad de nuestras relaciones y de nuestra felicidad. La integración social tiene un gran impacto en la salud. El ser humano es un ser social por naturaleza y necesita relacionarse. Podemos sobrevivir en soledad o en medio de relaciones conflictivas y difíciles, pero para ser felices tenemos que tener relaciones de buena calidad, es decir, cargadas de vitalidad, participación y afecto. Todos necesitamos sentirnos parte de algún grupo, ya sea parental, familiar, de pareja, de comunidad, de amigos o de trabajo. Tener amigos, relaciones amorosas, pertenecer a grupos y asociaciones, tener identidad y apoyo social son la mejor tutela para la salud.
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