La xerosis (sequedad) de la piel del pie es fácil de reconocer.
La piel resulta seca y desprende inicialmente escamas diminutas (como caspa).
Sucesivamente, tiene un aspecto hiperqueratósico; es decir, áspera, agrietada, poco elástica y con escamas finas y gruesas.
Se puede percibir picor, ardor y dolor (o bien una ausencia de este último puesto que la neuropatía reduce la sensibilidad al dolor).
En los diabéticos, la piel seca de los pies es muy frecuente y, de no recibir un tratamiento adecuado, puede representar un factor de riesgo para el desarrollo de úlceras diabéticas.