La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por niveles elevados de glucosa en la sangre, conocidos como hiperglucemia, que pueden tener consecuencias graves para la salud si no se controlan adecuadamente. En Apoteca Natura, entendemos la importancia de comprender esta enfermedad y tomar medidas preventivas para reducir su impacto.
Existen dos tipos principales de diabetes mellitus:
– Causada por la destrucción de las células productoras de insulina en el páncreas por parte del sistema inmunitario.
– Generalmente se diagnostica en la infancia o la adolescencia.
– Requiere tratamiento con insulina de por vida.
– Ocurre cuando las células del cuerpo no responden adecuadamente a la insulina o cuando el páncreas no produce suficiente insulina.
– Es la forma más común de diabetes y a menudo está asociada con la obesidad y el estilo de vida.
– Puede ser prevenida o controlada con cambios en la dieta, ejercicio y medicamentos.
La diabetes de tipo 2 tiene causas multifactoriales, que incluyen factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. La obesidad, la falta de actividad física y los hábitos alimentarios poco saludables son factores de riesgo significativos. La presencia de antecedentes familiares de diabetes también aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Las complicaciones crónicas de la diabetes pueden afectar a varios órganos y tejidos del cuerpo. Estas incluyen enfermedades cardiovasculares, neuropatía diabética, nefropatía diabética, retinopatía diabética, pie diabético y periodontitis. El control adecuado de la glucosa en la sangre y otros factores de riesgo puede ayudar a prevenir o retrasar estas complicaciones.
La diabetes modifica la estructura de los vasos sanguíneos y de los nervios y genera problemas en las extremidades inferiores, sobre todo en el pie.
Los factores que más influyen en el desarrollo del pie diabético son la pérdida de la sensibilidad cutánea protectora (no se perciben pequeñas lesiones y se descuidan), una circulación sanguínea cutánea deficiente, las alteraciones de la piel, debidas a posibles traumas y la presión provocada por zapatos no adecuados.
El daño empeora progresivamente hasta la formación de úlceras que al agravarse pueden llegar a requerir la amputación de la extremidad.
Un reconocimiento precoz de las señales iniciales del problema puede evitar la formación de úlceras.
Las personas diabéticas presentan un riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares de 2 a 4 veces más alto frente al resto de la población.
En los países industrializados más del 50 % de las muertes por diabetes están relacionadas con enfermedades cardiovasculares.
El riesgo cardiovascular de un paciente diabético puede considerarse equivalente al de una persona que ha sufrido un episodio cardiovascular (infarto de miocardio).
La diabetes es un factor de riesgo para el desarrollo de la periodontitis.
Una higiene oral no adecuada vinculada a irregularidades en la terapia y al estilo de vida y a la alimentación (control inadecuado de la diabetes) se asocia a la gingivitis y a la periodontitis.
Los síntomas que pueden hacer sospechar una gingivitis o una periodontitis son: sangrado o inflamación de las encías, halitosis (mal aliento) persistente, dientes que se mueven, excesiva sensibilidad al frío, dificultad de masticación.
Una correcta higiene oral reduce el riesgo de desarrollar estos problemas.
La prevención de la diabetes de tipo 2 es fundamental para reducir su impacto en la salud pública. Identificar y abordar los factores de riesgo, como la obesidad y la inactividad física, puede ayudar a prevenir la enfermedad. El uso de herramientas de detección, como el Test FINDRISC, puede ayudar a identificar a las personas con un alto riesgo de desarrollar diabetes y permitir intervenciones preventivas tempranas.
Una actividad física de intensidad y duración moderadas (p. ej., 20 o 30 minutos al día de marcha rápida) y la pérdida de peso (un 10 %) reducen significativamente el riesgo de desarrollo de la diabetes de tipo 2.
Es fundamental el papel que juega la alimentación: el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 se reduce si se eligen alimentos ricos en grasas no saturadas (como legumbres, nueces, pescado, semillas y cereales) y hortalizas, mientras que «aumenta» si se consumen demasiadas grasas saturadas (aquellas de origen animal).
En definitiva, el estilo de vida y la alimentación afectan en gran medida el desarrollo de la diabetes de tipo 2.
El test FINDRISC de la OMS (Organización Mundial de Salud) es un cuestionario que, mediante algunas sencillas preguntas y la medición del peso corporal y de la circunferencia abdominal permite determinar el riesgo de que una persona desarrolle diabetes de tipo 2 en los próximos diez años.
Si del test emerge un alto riesgo, es preciso hablar con el médico, quien decidirá si se requieren pruebas para conocer si la diabetes de tipo 2 está ya presente o si existen condiciones que señalen un alto riesgo de desarrollarla.
La diabetes de tipo 2 está aumentando en niños y adolescentes debido al aumento de la obesidad infantil. Es importante educar a esta población sobre la importancia de un estilo de vida saludable para prevenir la enfermedad. El diagnóstico y tratamiento tempranos son cruciales para evitar complicaciones a largo plazo en esta población vulnerable.
A menudo las personas enfermas de diabetes no perciben síntomas físicos evidentes aun teniendo niveles muy altos de glucosa en la sangre.
Los síntomas típicos de la diabetes resultan evidentes, por lo general, solo cuando el trastorno se encuentra en una fase avanzada (cansancio, aumento de la sed, necesidad de orinar a menudo, pérdida de peso no deseada, malestar, dolores abdominales).
Si el diagnóstico no se realiza en tiempos oportunos, se pueden producir daños serios en varios órganos y tejidos.
La prevención (identificación precoz) permite evitar o limitar los daños.
La hemoglobina es una proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno a todo el organismo.
La hemoglobina glicosilada (HbA1c) es una forma particular de hemoglobina que puede adherir la glucosa.
Si los glóbulos rojos contienen demasiada hemoglobina glicosilada, no se conseguirá aportar la cantidad requerida de oxígeno a los órganos del cuerpo.
La hemoglobina glicosilada es útil tanto para el diagnóstico inicial de la diabetes (HbA1c superior a 6,5 %) como para determinar la eficacia de la terapia antidiabética (puesto que calcula los valores de glucemia de las últimas semanas).
El pico glucémico es el valor más alto de la concentración de glucosa en la sangre (glucemia) tras una comida.
Por lo general se produce de una hora a una hora y media después de comer.
El pico glucémico depende de la cantidad y la calidad de los alimentos que consumimos y, sobre todo, del índice glucémico de los mismos.
Cuanto más abrupto es el aumento de la glucemia tras una comida, mayor será la liberación de insulina, una hormona que produce el páncreas y que desempeña una función importante en el metabolismo de los azúcares y de las grasas.
Por «insulinorresistencia» se entiende una sensibilidad reducida de las células del cuerpo a la insulina y representa una condición en la que los tejidos del cuerpo (p. ej. el hígado y los músculos) no responden de forma adecuada a esta hormona y la glucosa no consigue entrar en las células.
Inicialmente el páncreas intenta compensar esta situación produciendo una cantidad más alta de insulina, pero con el tiempo la glucemia adquiere valores cada vez más altos.
Esto causa diabetes de tipo 2, problemas en el corazón y las arterias y empeora la obesidad preexistente.
La expresión «síndrome metabólico» indica una serie de condiciones (factores de riesgo) que, de estar presentes al mismo tiempo en una persona, aumentan el riesgo de enfermedad de las arterias coronarias, de infarto y de diabetes de tipo 2.
Se trata de: presencia de grasa visceral excesiva, es decir, aquella acumulada en el abdomen (el factor de riesgo más importante), asociada a «por lo menos dos» de estos otros cuatro factores: presión arterial alta, niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de colesterol HDL (el «bueno»), glucemia alterada o diabetes ya diagnosticada.
Tener solo uno de estos factores no comporta un síndrome metabólico, si bien cada una de estas condiciones por sí sola represente un riesgo para la salud.
La diabetes mellitus es una enfermedad compleja con graves implicaciones para la salud. Sin embargo, con el conocimiento adecuado y medidas preventivas, es posible reducir su impacto y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. En Apoteca Natura, estamos comprometidos a proporcionar información precisa y recursos para ayudar a las personas a entender y manejar esta enfermedad de manera efectiva. Visítanos en cualquiera de nuestras farmacias. ¡Juntos, podemos trabajar hacia un futuro más saludable y libre de diabetes!
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