El magnesio es uno de los electrolitos del organismo, minerales que adquieren carga eléctrica cuando se disuelven en fluidos corporales. Sin embargo, la mayor parte del magnesio del cuerpo no tiene carga eléctrica, ya que está unido a proteínas o almacenado en los huesos. El magnesio es uno de los principales cationes intracelulares; participa en aproximadamente el 80% de las reacciones metabólicas conocidas dentro de las células y, por tanto, es responsable de numerosas funciones corporales, como el desarrollo óseo y neuromuscular, la transmisión de impulsos nerviosos, el almacenamiento y la utilización de energía dentro de las células y la proliferación celular. Las alteraciones de su concentración tienen efectos importantes en el funcionamiento correcto de nervios y músculos.

También es importante para el funcionamiento de muchas enzimas y para el metabolismo del calcio y del potasio. Los adultos necesitan tomar entre 310 y 420 miligramos de magnesio al día para mantener unos niveles normales en sangre. Hay enfermedades en las que el magnesio es demasiado alto (hipermagnesemia) o demasiado bajo (hipomagnesemia).