Los síntomas típicos son: molestia en el estómago, ardor detrás del esternón, regurgitaciones ácidas, producción excesiva de saliva, eructos.
En un porcentaje mínimo de casos, si el reflujo se presenta con demasiada frecuencia y el tiempo en el que se manifiesta aumenta, puede convertirse en un problema más grave.
Por este motivo, al detectar determinadas señales de alarma, es oportuno consultar al médico.