Es una infección causada por el virus del herpes simple tipo 1.
La transmisión del virus se realiza por contacto directo a través de la piel o la saliva, lo que provoca una infección primaria, que se manifiesta con pequeñas vesículas blanquecinas o rojizas llenas de suero que pueden afectar a los labios y a la mucosa oral, así como a la piel de las mejillas, la nariz y a los ojos.
Aunque desaparezcan estas manifestaciones clínicas, el virus permanece en el cuerpo durante toda la vida en estado inactivo y puede reactivarse en determinadas circunstancias, provocando infecciones recurrentes. Estos brotes se desarrollan en diferentes etapas.
La curación completa de las lesiones requiere entre 7 y 10 días.
Aproximadamente, el 70% de la población es portadora del virus.